Lectura del proyecto final de carrera de Andrés San-Millán

El pasado 30 de Junio de 2011 (sí, llevo mucho retraso con la publicación de cosas… 🙁 ) me invitaron a participar como miembro del tribunal en la lectura del proyecto “Diseño, Construcción y Control de una serpiente Robótica” de Andrés San-Millán Rodríguez y dirigido por Vicente Feliu Batlle.

Tengo que reconocer que es el mejor projecto final de carrera al que he asistido como miembro del tribunal. Andrés ha diseñado y construido una serpiente robótica autónoma de 8 módulos, capaz de realizar 5 modos de caminar diferentes:

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=-U3re3IljtM[/youtube]

El trabajo que ha realizado Andrés es impresionante. Comenzó con los módulos Y1 (primera generación) y terminó con los módulos ORM (tercera generación) que son octogonales y donde toda la electrónica está integrada en su interior.

Estudió e implementó con éxito los modos de locomoción descritos en mi tesis doctoral, basados en osciladores sinusoidales. Esto le da aún más valor a su proyecto dado que ha tenido que leer y comprender documentos científicos.

Finalmente, los anexos del proyecto no tienen desperdicio. Ahí se encuentra toda la información técnica sobre el prototipo: planos mecánicos, electrónica, hojas de datos de los componentes, etc.

Os animo a que disfrutéis de su lectura tanto como yo lo he hecho: memoria del proyecto en PDF.

Gracias a Andrés por este magnífico proyecto y a su director Vicente Feliu por su dirección. Muchas gracias a los dos por dejarme publicarlo y difundirlo.

Obijuan

¿Y esto para qué sirve?

Me ha encantado esta viñeta publicada en Amazing.es. Me siento totalmente identificado. Muchísimas de las investigaciones en robótica no tienen una aplicación clara y directa, pero son totalmente necesarias. Hay que tener visión a largo plazo.

Con respecto a mis investigaciones en robots modulares, siempre hay alguien que hace esa pregunta… “La serpiente se mueve muy bien, pero ¿para qué sirve?”. A lo que respondo: “Para entender el movimiento“. Pero esta pregunta nunca satisface al interrogador…

Obijuan